Seguro que han sido muchas las ocasiones en que has visto como alguien, con o sin intención mostraba una conducta hacia ti que te resultaba molesta o que te llegaba incluso hasta a herir. Y sin embargo no te has atrevido a decir nada por miedo a «no llamar la atención», «no tener un enfrentamiento», «no actuar de forma violenta»… O incluso lo contrario que te hayas llegado a defender de manera desproporcionada.
Todo eso acaba generando una huella de desconfianza, desasosiego, recelo en ti, que por supuesto no te llegas a merecer. Pero… Cómo actuar ante esas circunstancias, cómo poder defender tus derechos y tu dignidad de un modo equilibrado sin llegar a ofender al otro interviniente, pero dejando claro que tú tienes tus razones y que por supuesto merecen ser respetadas.
Pues para eso existe una cualidad que se llama asertividad. Pero… Qué es eso de la asertividad.
«la habilidad de expresar nuestros deseos de una manera amable, franca, abierta, directa y adecuada, logrando decir lo que queremos sin atentar contra los demás. Negociando con ellos su cumplimiento».
Podemos decir que está en el tercer vértice de un triángulo en el que los otros dos son la pasividad y la agresividad: Situados en el vértice de la pasividad evitamos decir o pedir lo que queremos o nos gusta, y en la agresividad lo hacemos de forma tan violenta que nos descalificamos nosotros mismos.
Para que puedas averiguar el nivel de asertividad que tienes te propongo que realices el test de Rathus, en el que podrás ver en una escala de -90 a + 90 cuál es tu grado de asertividad.
(haz clic en la imagen de los dos chicos para realizar el test de Rathus)
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