Pocas cosas resultan tan atrayentes como los misterios que guarda ocultos el antiguo Egipto. Los egipcios fueron grandes precursores del estudio de la anatomía humana, preparaban sus cadáveres para afrontar la vida eterna recurriendo para ello al arte de la momificación.

Una de las momias mejor conservadas es la de Ramses II, tercer faraón de la XIX dinastía que gobernó entre 1279 – 1213 AC. Y una de las más increíbles anécdotas es cuando levantó su brazo después de llevar muerto más de 3000 años.
En 1902 se inauguró la nueva sede del museo egipcio en la plaza Tahir; allí fueron llevadas gran parte de las momias de faraones que se conservaban, entre ellas la de Ramses II. Pues bien, el escritor español Blasco Ibañez relato lo siguiente en su obra «La vuelta al mundo de un novelista»:

«Lo cierto es que la momia de Ramsés II, sin perder su inmovilidad yacente, levantó una de sus manos, dando una bofetada a la cubierta de cristal […]. Todos los guardianes egipcios del museo, que habían mirado con cierta alarma la llegada del terrible personaje, no perdiéndole de vista un momento en su nueva instalación, se dieron cuenta inmediatamente de su despertar […]. Corrieron despavoridos hacia las puertas, luchando por quién escaparía el primero. Algunos rodaron escaleras abajo; a otros hubo que curarlos por haberse arrojado de cabeza a través de las vidrieras de los ventanales, cayendo en el jardín inmediato».
Pero todo tiene una explicación bastante sencilla: la momia del faraón no se encontraba en ese momento en un ambiente controlado y un cambio brusco de temperatura hizo que los tendones del brazo se contrajeran espontáneamente con lo que la extremidad se alzó un poco hasta su posición actual. El mismo Blasco Ibáñez lo explica en su libro: «[Las articulaciones de la momia] sufrieron la dilatación que produce el calor sobre ciertas materias, moviéndose espasmódicamente uno de ellos [de sus brazos]».
Y es que nuestro cuerpo está formado por músculos y palancas que ante los estímulos adecuados se contraen y estiran.
Pero quién sabe, igual el Faraón lo que hizo fue dar instrucciones para que lo dejaran continuar su vida en el Sekhet-Aaru (paraíso de los egipcios).
