Uno de los factores más importantes dentro de la empresa es el capital humano, si se quiere potenciar este factor, es preciso realizar una gestión del mismo desde una perspectiva plena.
Un de los atributos más importantes del ser humano es, además de su capacidad racional, su capacidad para experimentar emociones y además reflexionar sobre las mismas. Razón esta, por la que es preciso considerar que la relación laboral va mucho más allá de la mera relación sinalagmática de intercambio de esfuerzo productivo por dinero, sino que el ser humano precisa de un elemento emocional, algo que transciende su entidad física, necesita dar sentido a su trabajo, a su quehacer diario, ver que gracias a su trabajo se puede ver proyectado a una dimensión de realización personal. Por eso el directivo que olvide dicha faceta humana, y considere que la relación laboral es simplemente un mero vinculo mercenarial, es probable que no consiga lograr los objetivos que se ha planteado a nivel empresarial, y que simplemente consiga la obtención de resultado parejos a la cantidad económica empleada para remunerar los servicio prestados.
Cabe señalar de entre los beneficios que se pueden obtener de una adecuada gestión emocional, los siguientes:
- Descendimiento de la conflictividad laboral en el puesto de trabajo
- Una mejora de los medios y redes de comunicación tanto interna como externa de la empresa
- Una mayor implicación de los trabajadores con los objetivos y actividades de la empresa.
- Una mejora en los procesos de negociación de la empresa en sus dimensiones interna y externa
- Los equipos de trabajo van a sentir un mayor grado de pertenencia a la empresa.
- Incremento de los niveles de motivación de los trabajadores.
- Mejora en la calidad de trabajo tanto de los directivos como del resto de miembros de equipos de trabajo.
- Un descendimiento de los niveles de insatisfacción laboral
- Descendimiento del absentismo laboral.