«Los hombres deben saber que las alegrías, gozos, risas y diversiones, penas, abatimientos, aflicciones y lamentaciones proceden del cerebro y de ningún otro sitio. Y así de una forma especial adquirimos sabiduría y conocimiento, vemos y oimos, sabemos lo que está bien y lo que es absurdo, lo que es dulce y lo que es repugnante. Y por el mismo órgano nos volvemos locos y delirantes, y miedos y terrores nos asaltan… Sufrimos todas esas cosas cuando el cerebro no está sano. Soy de la opinión de que de esta manera el cerebro ejerce el mayor poder sobre nosotros».Fragmento del Corpus Hipocraticum.
Neurociencia, y un poco de historia

Famoso fue el caso de Phineas Gage (1832-1861) obrero en la construcción del ferrocarril, persona amable y cortés, hasta que accidentalmente una barra de acero penetró en su lóbulo frontal, para sorpresa de todos sobrevivió a dicho percance, pero Phineas no volvió a ser el mismo, se transformó en una persona bronca, blasfema, irreverente, es decir sufrió un cambio de 180º en su personalidad.
Pero también la medicina con ocasión de la Gran Guerra , la primera guerra mundial, tuvo ocasión para comprobar que muchos soldados que habían sufrido lesiones cerebrales, habían perdido capacidad para mantener relaciones sociales, sus habilidades personales se habían modificado, y sufrían trastornos de la personalidad. A partir de entonces cada vez fueron más los investigadores que se centraron en la relación entre cerebro y cuerpo, siendo muchísimos los estudios que se han realizado sobre neurociencia. Ramón y Cajal, Paul Broca…