Martin Lindostrom en su libro Brandsense señala que el olfato influye en un 75% en nuestras emociones cotidianas. Dicho esto; ¿no sería adecuado tener en cuenta al sentido del olfato cuando diseñamos un producto o la ambientación de un punto de venta?
Solemos recordar el 5% de lo que vemos, el 2 % de lo que oímos, y el 1% de lo que tocamos. Pero esos porcentajes se incrementan en un 35% cuando interviene el olor.
Así pues, os dejo algunos ejemplos en relación a los olores en el punto de venta:
- Tiendas de ropa: Vainilla, considerado muy femenino, o algodón recién lavado.
- Zapaterías: Cuero, transmite calidad y elegancia clásica.
- Bricolaje: Césped recién cortado.
- Farmacias y clínicas: Polvos de talco, sugieren los cuidados maternos.
- Decoración: Chocolate, galletas o pastel de manzana, que evocan el hogar.
- Tiendas para niños: Chicle o colonia infantil.
- Vinotecas o bodegas: Madera de roble, tierra mojada.
- Comida rápida: Chocolate con naranja, hierbabuena.
- Panaderías y pastelerías: Chocolate con naranja, vainilla.