Meditación y cerebro. Ondas Alfa
Meditación y cerebro. Ondas Alfa

Meditación y cerebro. Ondas Alfa

Si pudiéramos imaginar visualmente el funcionamiento eléctrico del cerebro sería como ver un gran árbol de navidad iluminado por 86000 millones de lucecitas. Cada una de esas lucecitas sería una neurona. Esas neuronas están continuamente emitiendo pulsos eléctricos (disparo neuronal o potencial de acción), después de pasar unos instantes en silencio eléctrico hasta que su cuerpo alcanza cierto nivel de electricidad, momento en el cual la neurona “dispara” su electricidad.

Pues bien, esos disparos no se realizan de

manera azarosa, sino según un determinado patrón rítmico. Las neuronas se comunican entre ellas en diferentes ritmos.

Los estudios de la actividad eléctrica han observado que los ritmos oscilatorios están acotados en determinadas frecuencias, bandas espectrales:

  • Delta: 0.5 – 2 Hz
  • Theta: 3.5 a 6 Hz
  • Alfa: 8 -12 Hz
  • Beta: 18 – 30 Hz
  • Gamma: < 45 h-Hz

(Que sepáis que la relación entre las frecuencias centrales de cada banda espectral es igual al número aúreo phi ( 1.61803). Presente en toda la naturaleza: hojas de árboles, cuerpo humano…)

El ritmo más abundante en el cerebro es el alfa ( 10 Hz). La presencia de ondas alfa  crece en la infancia y la adolescencia, luego comienza a desaparecer. Una manera de aumentar las ondas alfa en el cerebro y provocarla es, por ejemplo cerrando los ojos, un simple parpadeo rompe su ritmo. Las ondas alfas se identifican con estados de relajación, y en especial con los procesos de atención. Cuando el cerebro está atento emite ondas alfa cuya misión es inhibir las zonas del cerebro que nos pueden distraer de esa atención.

Durante la meditación lo que se trata es de mantener la atención casi exclusivamente en la respiración, tarea sumamente difícil. Dicha actividad de meditación supone un grandísimo esfuerzo para millones de neuronas que se sincronizan al ritmo alfa, para hacer frente a la avalancha de distracciones a la que estamos sometidos. Al activarse, las ondas alfa calman el sistema nervioso autónomo, disminuyen la presión arterial y el ritmo cardíaco, apaciguan la mente al reducir las hormonas del estrés y promueven la relajación.

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